jueves, 25 de marzo de 2010

Antonio. Cree en tus sueños, y tus sueños creerán en ti.

-Cuando era niño, me gustaba caminar por el campo, saltar sobre las plantas evitando pisar las flores. escuchar a las cigarras y sentir la dulce caricia del viento rozando con los vellos de mis brazos y de mis pantorrillas descubiertas por usar bermudas, rodar y deslizarme como la punta de un bolígrafo del anciano que redacta con orgullo su biografía llena de aventuras. con brío escribía mi historia, mi felicidad sobre el papel que me tendió la vida, disfrutaba de mi infancia, devoraba con ánimos el pan dulce que tanto me encantaba, incluso tuve una niña a quien querer y por quien ser querido, mi vida era como un cuento, solo se detenia para dormir sobre mis calidas cobijas y soñar con lo que haría al dia siguiente,- Dió un respiro hondo y comenzó a llorar, su cara tenía un gesto desconcertante, la mirada hacia abajo y sus lacrimosas y sucias mejillas parecian derretir su semblante, cometí una estupidez y pregunté: -Entonces, ¿Qué haces aquí?, él aviolentó el acento y el lenguaje y me dijo llorando: No entiendes!, Idiota! y un silencio prolongado me hizo saber que había preguntado algo que no debí, tragué saliva y dije: lo siento, pero mi disculpa se vió interrumpida por su débil voz diciendo: Son sueños, solo eso. poco a poco, su voz recobraba fuerza pero al mismo tiempo en que derramaba lágrimas y sollozaba, dijo: No entiendes, nunca dormí sobre una cama tibia! ni en una cama! dormía este sucio paradero de autobuses!, la última vez que comí pan dulce ya la he olvidado,jamás viví un cuento! ni tuve alguien a quien querer, o que me quisiera-. sus ojos rojos llenos de lágrimas como cascadas que fluían parecian salirse. -ni mis padres me quisieron!, Nunca! el viento solo me rosaba para causarme daño y el frío pentetraba por mi pantalón rasgado enfriando mis heridas, nunca salté sobre plantas. ¡NUCA FUÍ NIÑO!, aunuque quiero creer que si. no pude evitar soltar una lágrima, no tuve fuerzas para decir lo siento. sólo escuché esas paralabras que cambiaron mi vida, palabras de Antonio, un joven abandonado por sus padres, a quien durante mis rutinarios viajes a la escuela veía casi desnudo, tiritando de frío y pidiendo una moneda en las escaleras de aquella estación, sus palabras fueron: -Cree en tus sueños y tus sueñor creerán en ti. Antonio dijo esto, se recargó sonre el sucio muro del paradero y cerró sus ojos, yo sólo pude ver una sonrisa en su rostro cuando se disponía a dormir, a soñar.

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